El Dr. C. Alberto Juan Dorta Contreras presidió el Comité Organizador del II Congreso Panamericano de Ciencias Fisiológicas, del 27 mayo al 31 mayo 2019, y el Simposio de Fisiología, 1 de junio de 2019, en Varadero. Evento en el que se reunieron expertos del mundo, quienes transmitieron y divulgaron sus experiencias al respecto. Fue promotor de cooperaciones científicas entre LABCEL y centros de prestigio a nivel mundial en Dinamarca, Alemania, Ecuador, Estados Unidos, Brasil, entre otros.

Su proyecto de excelencia: Becas de Investigación Quincke: un curso que inicia a los estudiantes y residentes en el manejo de un laboratorio de Neuroinmunología y combina la docencia ofrecida por los alumnos-ayudantes e investigadores de LABCEL y otros sobresalientes especialistas de Cuba y el mundo, constituye además un espacio para conocer nociones de Ciencia Abierta, Cienciometría y permite la continuidad del trabajo del laboratorio con las estancias post-Quincke para aquellos becarios interesados en la investigación inmunológica. En las Becas, han participado los mejores estudiantes de la carrera de Medicina de todo el país y jóvenes de 10 países, incluyendo los Estados Unidos, países de América Latina, Europa, Asia y África.

Desarrolló además otros proyectos sobre Angiostrongylus cantonensis, líquido cefalorraquídeo e inmunidad innata y Cienciometría.

Además, aquellos que tuvieron el privilegio de haber sido sus alumnos, entre los cuales se hallan los autores de esta Semblanza, han experimentado la erudición de un profesor que enseñaba la ciencia como una renovación del pensamiento y el método científico, de una forma genuina y sin tabúes, porque como él mismo dijera: “En la ciencia todo se cuestiona”. Con el profe Dorta, como le llamábamos afectuosamente, no solo aprendimos los conocimientos más sofisticados, sino también la constancia, paciencia y peculiar perfección y dedicación en cada proceso de trabajo: “Hay que aprender inglés, deben teclear más rápido, tienen que sacrificarse, no pueden dejarlo todo para último y ¿quieres café?”, son algunas de las frases que siempre oíamos de él hacia sus jóvenes pupilos, quienes llegaban a él sin ser nada más que jóvenes inexpertos recién ingresados al sistema universitario y los que luego egresaban, convertidos en estudiantes de éxito y profesionales calificados para la ciencia y la vida.

Los fines de semana, el tiempo libre y después de las cuatro de la tarde, son los escenarios en que continuaba el Dr. Dorta su labor formadora, como aula, en la sala de su casa, donde siempre aparecía un café o un batido de frutas para aquellos que, como sus hijos, compartían no solo el afán por generar nuevos conocimientos, sino también las diferentes facetas de sus vidas.

En un desafío al ego y la autosuficiencia, al reconocimiento que en este siglo busca incesante el ser humano, el profesor siempre decía a sus alumnos que él trabajaba para que fuésemos mejores que él, cuestión que algunos todavía nos cuestionamos si podremos lograrlo.

Cuando llegamos a su lado, el mundo de la investigación que se mostraba en ese “glamour científico” nos parecía inalcanzable, los títulos demasiado grandes y los méritos algo de y para gente privilegiada; pero él nos enseñó que podíamos lograrlo, que era posible y que todo no era tan inaccesible como parecía, solo teníamos que trabajar duro para conseguirlo, ya que la búsqueda del conocimiento no tiene atajos. El esfuerzo fue mucho, pero Alberto siempre estuvo a nuestro lado; es la experiencia de los autores de este trabajo.

Su sonrisa y carisma estarán siempre presentes en su segunda casa: LABCEL, y en todos sus amigos, familiares y colegas de trabajo por lo que se impone seguir su ejemplo en pro de la ciencia y el bienestar humano.

Sin dudas, el Dr. Dorta obtuvo resultados científicos fundamentales que produjeron un verdadero impacto para la ciencia, la economía, la política, la sociedad y el medio ambiente. Fue el creador de los reibergramas para la evaluación de la síntesis intratecal de IgE, subclases de IgG, C3c, C4 y MBL, de importancia en el diagnóstico y seguimiento de diversas enfermedades tanto infecciosas, autoinmunes como neurodegenerativas; identificó patrones de síntesis empleados en el diagnóstico de diversas enfermedades, entre ellas, la Meningoencefalitis eosinofílica, producida por Angiostrongylus cantonensis e ideó nuevos métodos que mejoran u optimizan el empleo o innovan los existentes como el diagnóstico rápido de Guillain-Barré, entre otras.

Fundó el Laboratorio Central de Líquido Cefalorraquídeo (LABCEL), creó la Catedra de Comunicación Científica de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, precursora del Grupo de Vigilancia de la Ciencia que también dirigió, adscrito al MINSAP; participó en 265 eventos científicos nacionales e internacionales, como ponente y le fueron otorgadas patentes y otras formas de la propiedad industrial. Obtuvo dos certificados de autor de invención, registradas en la OCPI.